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La Plata, Buenos Aires

Nuestra Historia

Casa Silicaro: desde 1896 en la Ciudad de La Plata, cumple 125 años de trabajo ininterrumpido

Silicaro SA forma parte de la historia viva de La Plata por un motivo muy sencillo: no son muchos los casos de una empresa de 125 años en manos de 5 generaciones de una misma familia. Fundada en 1896 por don José Arturi, un inmigrante italiano llegado a estas tierras a fines del siglo XIX, la empresa estuvo ubicada inicialmente en la calle 7 entre 46 y 47 para, luego de un breve paso por 7 entre 58 y 59, recalar en 1 entre 43 y 44 cuando transcurría el año 1902.

Don José Arturi, nacido en la región de Calabria (pueblo de Montalto Uffugo) llegó a nuestro país a la edad de 9 años acompañado por sus hermanos mayores. Se afincó en La Boca, donde recibió instrucción elemental por parte del Padre Campanella, quien además brindaba una merienda para los niños pobres. A los 13 años vino solo a La Plata, una ciudad naciente que, según pensó el muchacho, le brindaría una oportunidad para abrirse paso en la vida.

Ya instalado en nuestra ciudad, junto a un cajoncito y unas latas de betún comenzó a lustrar zapatos en la calle 7. Es entonces cuando un cliente relacionado con una compañía fabricante de fósforos le sugirió instalarse en un zaguán de esa misma calle a vender sus productos. Para hacerlo, este hombre le salió como avalista para obtener su cuenta corriente con el proveedor. Tenía 14 años pero ya se había iniciado en la venta de artículos para el fumador anexando tabacos, cigarros y pipas que traía de Buenos Aires.

A principios del siglo XX, a la edad de 18 años y después de mucho trabajar, logró inaugurar su propio local comercial frente a la Estación del Ferrocarril Sud (hoy Roca), donde comenzó a vender por mayor y menor.

Florentino Ameghino, Carlos Spegazzini, Ezequiel Martínez Estrada, Pedro Enríquez Ureña y Rafael Alberto Arrieta fueron algunos de los nombres ilustres que desfilaron por las extensas y ricas tertulias del tradicional comercio de cigarrillos y tabacos ubicado en la calle 1.

En el año 1927 don José Arturi le vendió la empresa a su cuñado Enrique Alfano y a su yerno Santiago Silicaro, por lo que la misma empezó a girar en plaza bajo el nombre ALFANO Y SILICARO conservando además el nombre de “Antigua Casa Arturi”.

Por aquél tiempo, el transporte de la mercadería que se recibía por tren se realizaba con cinco carros tracción a sangre (jardineras) hasta que en 1931 adquirieron el primer furgón Ford, que lucía en su lateral la tradicional inscripción “Fume Avanti”.

En 1943 Santiago Silicaro compró su parte a E. Alfano y la empresa pasó así a denominarse Casa Silicaro como hasta nuestros días. Santiago Silicaro comenzó entonces a darle un gran impulso a la compañía y la convirtió en distribuidora de todas las empresas fabricantes de cigarrillos,: Massalín y Celasco, Imparciales y Particulares V. F. Grego. En la actualidad Silicaro S.A es distribuidora exclusiva de la Empresa Massalin Particulares, producto de la fusión de las mencionadas anteriormente

En el año 1962 se produjo un incendio en el local y, producto de ese infortunio, se perdió absolutamente todo. Papeles, mercadería y fotos históricas de los primeros años del negocio. Pese al incendio y las cuantiosas pérdidas, sin embargo, la solidaridad de su personal y la ayuda de algunos proveedores lograron que la empresa reabriera provisoriamente sus puertas en una vieja casa de la calle 2 y 50 a sólo 48 horas de que se apagaran las llamas.

En 1966 falleció Santiago Silicaro y su esposa Rosa Arturi, sus tres hijos y su cuñado Luis Arturi siguieron con la empresa y conformaron Silicaro SCA, nombre con que la empresa gira hasta hoy. En 1968 se inauguró el actual local ubicado en la calle 50 entre 1 y 2 y, reconstruido el antiguo local frente al ferrocarril, se convirtió en una de las 7 sucursales con que cuenta la empresa.

En la actualidad, la sociedad se encuentra conformada por una nieta y cuatro bisnietos de don José Arturi y trabaja en ella hasta dos tataranietos del mismo, quienes lo hace en quinta generación y demostrando así un verdadero ejemplo de negocio familiar a lo largo de la historia.

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